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Javier Toro Blum

Creo en la realidad como una construcción psicológica y social, principalmente un acto inter subjetivo, compuesto por relaciones entre subjetividades que quedan marcadas en como interactuamos unos con otros, así como en la manufactura de los objetos e ideas que nos rodean.

Creo también que el cuerpo es una vasija que contiene esas relaciones.Nos relacionamos con el mundo y creamos nuestra historia que es nuestra realidad. Al devolvérsela al mundo aportamos un poco de sentido que otros digerirán de la misma manera.

 

El arte me ha enseñado a sentir mi cuerpo frente los objetos, como reacciono ante los colores, las formas y los sonidos. Puedo sentir la comunión con ellos, como estos me afectan emocionalmente, como su manifestación física en el mundo resuena en mi propio cuerpo. Esto lo he intuido durante los años, creo que puede ser verdad, lo seguiré intentando. Los minimalistas creyeron en esto así que no me siento solo. Antes los expresionistas también. Se atrevieron a cambiar los colores y las formas para probar otro estado de la materia. Una pintura de Mark Rothko tiene mucho que ver con Edvard Munch. Así como SonicYouth con Raymond Pettibon. Hay maneras de traer las cosas al mundo que tiene que ver con qué esas cosas son. Eso genera relaciones y la realidad es una gran trama de relaciones, al menos así lo veo yo.

 

Elegí dedicarme al arte porque me gustan los objetos. Me gusta la experiencia física que las cosas generan. Aquí no distingo entre un color o una idea. Son diferentes entradas que tenemos para recibir la realidad y todas tienen un potencial estético para generar algo en quien observa. Me gusta la posibilidad de experimentar con esas sensaciones. También me interesa explorarlas narrativas, porque creo en las ideas; las obras también son hipótesis llevadas al mundo material. Creo firmemente en la cultura como campo de juego, como un dialogo entre todos los hombres de todos los tiempos.

 

Actualmente estoy produciendo pinturas, esculturas e instalaciones que intentan ahondar en esas experiencias.

 

Mis esculturas refieren, sí, a eventos de la cultura, pero su forma no está dada para ilustrar nada. Me gustan las formas simples, los enunciados tajantes y las ideas claras, aunque a veces no lo parezca. Me interesa construir monolitos, marcas que sirvan de medio para generar relaciones culturales y experiencias concretas.

 

En mis instalaciones investigo las posibilidades plásticas de la oscuridad; haciendo planos que mediante un sistema contraluz es posible no percibir nada en la contra cara. Me gusta el ambiente que se genera, la sensación psicológica de la depravación sensorial es algo potente. En el sigloXVII Edmund Burke la nombra como una de las experiencias ligadas a lo sublime.Me gusta ligarme a ese discurso, me excita la idea de que William Turner se haya amarrado a un mástil para experimentar una tormenta.

 

Probablemente la oscuridad prepara al cuerpo a dormir, por eso la relacionamos con la muerte. Aun así en mis instalaciones si se puede ver y más aún con el tiempo: hay un tiempo de ajuste del ojo en la oscuridad, ahí donde vuelve la vida. Eso me ha hecho interesarme por utilizar una metáfora cinematográfica: relacionar el tiempo de la experiencia con el tiempo del cinematógrafo.Eso me llevó a Bergman, inevitablemente Ingmar. Lo elegí porque siento sus películas como mis instalaciones con oscuridad. Los Románticos vieron en las ruinas y en el paisaje una resonancia de cómo percibían el mundo.

 

Trabajar en diferentes medios me parece fundamental. Considero interesante pensar en que cada uno circula en la sociedad de una manera diferente. Los lugares en los que se pueden exhibir, los ritos sociales que pueden generar. Me gusta trabajar en diferentes medios por que invocan diferentes sociedades.

 

Exhibiciones