Los latidos del corazón del planeta
Denise Lira-Ratinoff
“Sentirlo, vivir, descubrir, soñar, relacionar, amar…”
Conversar con Denise (1977), te llena de energía. De apariencia frágil, sus palabras, sus gestos, la pasión con que habla de su obra, te da la impresión que necesita aprehender la realidad por completo, conocer cada rincón del planeta, empaparse de la vida que bulle en las aguas profundas, sentir el latido de la savia que fluye en los bosques, respirar la sofocante amplitud del desierto, en pocas palabras, aprovechar intensamente cada minuto que respira para ver la vida, escuchar y sentir la naturaleza, para compartirla en sus fotografías, videos, documentales, música, dibujos, pinturas, instalaciones y mucho más, que trabaja incansablemente, como si quisiera, además, capturar el tiempo que se hace efímero, en su infinita curiosidad.
Embajadora de Plastic Oceans, esta artista multidisciplinaria, trabaja explorando las relaciones entre el hombre y la naturaleza, estableciendo, desde diversas perspectivas artísticas, la cercanía entre ambos, además de dar cuenta de la supremacía que ha ejercido el hombre llevando al planeta a un punto de inflexión que amenaza nuestra subsistencia, nuestro hábitat, las especies y la vida como la conocemos hoy.
Es difícil no sustraerse a la belleza de este paraíso que se despliega ante nuestros ojos cuando vemos sus fotografías o nos adentramos en los sonidos que capta, las voces que nos hablan desde las profundidades –HADAL: paisajes sonoros-, y que logran un maridaje perfecto entre las fuerzas de la naturaleza y las criaturas que, libremente, habitan un mundo arcano, que Denise ha visitado, explorando sus colores, musicalidad, densidades, movimientos, dejando un registro cercano, inquietante y a la vez sereno, que nos invita, que nos llama despertando nuestros sentidos con una voz ancestral que reconocemos propia de nuestro mundo, como si nos arrastrara a los orígenes de la Creación, que ha perdido su pureza, su privacidad, ahogándose lentamente entre desechos e inconsciencia: “Cada uno de estos proyecto de gran escala transmiten un grito y una acción en defensa a nuestro planeta y de la vida de los océanos, por lo tanto de nuestro presente y futuro”.
Denise es valiente, emprendedora. No conoce límites si hay un desafío en su mente. Sus imágenes han sido encontradas en lo remoto, lo oculto, aquello de difícil acceso, desde montañas, volcanes, selvas, desiertos, corrientes subterráneas y albos glaciares silenciosos, que luchan por no ceder al depredador cambio climático.
Formas, colores, texturas, encuadres, planos, nos hablan del entorno, del medioambiente, con esa magia que tiene la belleza y la inocencia. Hay algo de “sagrado” en su creación, que asoma como en el Origen: “Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno”. (Gn. 1, 21)
No podemos soslayar en esta naturaleza salvaje, la indefensión frente al ser humano que, en una ambición desenfrenada, a cruzado el límite de la soberbia e inexorablemente el tiempo acelera su paso, acechando la belleza de los parajes y la vida que palpita en ellos.
Si ver sus fotografías sobrecoge, escuchar HADAL, -que toma su nombre de uno de los niveles más insondables del océano en la Fosa de las Marianas, a 11.034 m de profundidad -con temperaturas extremadamente bajas, ausencia de luz, una presión muy elevada y donde, pese a todo, existe la vida-, asombra, conmueve y provoca temor, como cuando se está frente a lo misterioso, lo secreto, aquello frente a lo cual solo queda guardar silencioso respeto.
De estas cuatro sinfonías oceánicas, la artista señala:
“Quiero entregar a las personas belleza e impacto para crear conciencia, sensibilizar a partir de ella y desde el asombro por lo desconocido, para hacerla conocida y darle protección. Crear conciencia colectiva para actuar con seguridad frente a la necesaria protección de cada criatura, tanto endémica como mundial, logrando hacer de la flora submarina, bosques de algas, jardines de plantas y una vida innumerable que da frutos para entregarnos gran parte del oxígeno que respiramos, un gran tesoro para toda la humanidad.
Dorsales, Anillo de Fuego, Volcanes, Pulso, Cañones Submarinos, Masas de Agua, Corrientes, Surgencias, Trama Trófica, Fosas, Cuencas, Subducción, Talud, Nutrientes, Batimetrías… El sonido en el agua viaja más rápido que en el aire, por lo tanto, los invito a cerrar los ojos y transportarse a otra dimensión, donde el sonido del movimiento de los cetáceos y cada uno de sus cantos y dialectos majestuosos, junto a los cardúmenes de peces y cada movimiento submarino, será una puerta abierta para relacionarnos con ese misterioso mundo, para luego aprender a conservarlo, para no permitir su extinción”.
Frente al misterio de la creación, solo queda enmudecer y agradecer:
Aguas del espacio,
Sol y Luna, astros del cielo,
lluvia y rocío, vientos todos,
fuego, calor, fríos y heladas,
rocíos y nevadas, témpanos y hielos, escarchas y nieves,
noche y día, luz y tinieblas,
rayos y nubes,
montes y cumbres,
cuanto germina en la tierra,
manantiales, mares y ríos,
cetáceos y peces, aves del cielo, fieras y ganados,
todos bendecid al Señor. (Del libro de Daniel 3, 57)
Te invitamos a experimentar el disco Hadal aquí.
*IMAGEN DESTACADA: Material inédito de Ballenas Jorobadas, Megaptera novaeangliae, en zona de alimentación en el Archipiélago de Humboldt. © Denise Lira Ratinoff. Edición de 5 + 2 pruebas de artista. Formato a gran escala desde 125 x 85 cm hasta 270 x 180 cm.